“La tierra es un bien que ya no se produce”, decían nuestros antepasados. Esto la convierte en un recurso finito y con muchas posibilidades de uso. Además, es una inversión bastante segura y, a largo plazo, puedes obtener réditos tanto si decides hacer algo con ella como si no.
¿Qué otras ventajas ofrece?
Según el Sistema de Cuentas Nacionales 2008 de Cepal, "no existe depreciación de las tierras y terrenos y toda su contribución a la producción se puede considerar como ingreso”. Además, siempre tendrá demanda, ¡sin importar la contingencia!
El hecho de que sea un activo tangible también permite que puedas visitarlo, medirlo y hacer planes. Ten presente el uso que quieres darle a tu propiedad para que puedas sacarle mayor provecho.
Y recuerda que comprar derechos sobre un terreno no te convierte en su dueño, ¡revisa bien la documentación y asegúrate de que no sea un loteo brujo!
Tanto las casas como los departamentos tienen costos de mantención, seguros, administración y protección, entre otros. Sin embargo, las tierras no requieren gastos tan frecuentes, salvo las contribuciones (si el terreno ya tiene rol) y otras mantenciones que desees hacer para cuidar su presentación.
Como es un bien que no se deprecia, su plusvalía aumenta aunque no esté en uso. Por eso, es una inversión ideal para mantener a largo plazo.
Si decides arrendar tu predio, puedes generar mayor rentabilidad en el tiempo. Es recomendable realizar un contrato de arriendo con la ayuda de un abogado y autorizarlo ante notario. Algunas de las ventajas son:
Eso sí, hay que elegir bien a los arrendatarios para que no haya problemas de morosidad u otros incumplimientos.
En caso de que decidas construir, recuerda que puedes tener una casa principal en una parcela de 5.000 m2. Esto, además, aumenta el valor de tu propiedad.
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Foto principal: Unsplash.
